¿Cómo gestionar el malestar psicológico del Coronavirus (Covid-19) en el trabajo?
La alerta sanitaria generada por la epidemia del Coronavirus (COVID-19) está generando un malestar psicológico en muchos trabajadores que es necesario empezar a gestionar también de forma eficaz desde el ámbito de la empresa.
Anabel Fernández, CEO de Affor Prevención Psicosocial, y Mª Carmen Rodríguez, Coordinadora del Área de Psicología de Affor abordan las principales recomendaciones y pautas que debemos seguir para promover un afrontamiento psicológico óptimo en nuestro día a día, manteniendo a raya emociones como el miedo, y gestionando adecuadamente situaciones que puedan provocar estrés y ansiedad, entre otras.
Transcripción del podcast:
- ¿Cuáles son las emociones más comunes que nuestros empleados pueden estar experimentando en estos momentos?
La emoción que está aflorando en estos momentos en todos nosotros, incluido por supuesto en algunos psicólogos. es el miedo. El miedo es una emoción que se hace más grande de lo que debería debido a la incertidumbre, que aparece en momentos en los que nos enfrentamos a situaciones que no conocemos. Una situación que, además de ser nueva, ha resultado también muy abrupta. Pero el miedo es también una emoción necesaria que tenemos todos los seres humanos, una herramienta necesaria para estar a salvo y para evitar comportamientos de riesgo.
Cuando los niveles de incertidumbre crecen (como nos está pasando ahora mismo), el miedo provoca situaciones de bloqueo en las que no funcionarán las herramientas necesarias para afrontar nuestro día a día a nivel personal y profesional. La incertidumbre en este momento es muy grande en parte porque ningún profesional (sanitario, médico ni psicólogo) puede contestar con precisión hasta cuándo va a durar esta situación ni cuáles son las consecuencias exactas. Esto genera una incertidumbre global, y en algunas personas una sensación de miedo, por lo que debemos ofrecer herramientas para poder controlar estas situaciones.
- Si el miedo es la principal emoción a la que debemos hacer enfrente, ¿cuáles son esas herramientas y pautas básicas que podríamos seguir para combatirlo?
Para poder arreglar algo, primero hay que identificarlo y aceptarlo. Todos tenemos gente a nuestro alrededor que en los primero días pensó: “esto no es tan grave” o “a mí no me está afectando”. Pero puede que, en el fondo, esa persona sí sienta miedo y una gran preocupación. Lo primero es reconocer que una situación realmente nos preocupa, para así poder compartir nuestras emociones con nuestro entorno, tanto con nuestros compañeros de trabajo como con las personas con las que convivimos. Compartir esa preocupación alivia el nivel de tensión que nos produce y además nos ofrece otro tipo de respuestas a las que nosotros mismos estamos sintiendo, es decir, nos genera alternativas a nuestros propios pensamientos.
Para combatir el miedo también es importante estar bien informados, y para ello no hay que estarlo ni mucho ni poco: es igual de malo no querer saber nada, que querer saberlo todo. Debemos seleccionar muy bien las fuentes de información: tenemos colapsados los emails, los whatsapp, etc, de muchas informaciones y vídeos acerca del coronavirus (Covid-19), pero debemos intentar seleccionar y filtrar esta información, y solo quedarnos con las fuentes contrastadas, y el resto desecharlas. De lo contrario, incrementará nuestra sensación de incertidumbre.
La preocupación individual y social es una realidad con la que nos vamos a tener que manejar; lo importante es cómo mantenemos esta preocupación a raya. Habrá momentos del día en los que inevitablemente estemos preocupados, pero todos necesitamos, ahora más que nunca, establecer unas mínimas rutinas de ocio y de trabajo para que la preocupación no esté sobrevolando continuamente nuestras cabezas.
- En los primeros días se produjeron escenas de largas colas en los supermercados, aun cuando desde las instituciones se nos ha insistido en que el suministro estaba garantizado. ¿Es posible que el miedo también se contagie?
Por supuesto. Los seres humanos somos gregarios, es decir, vivimos en grupos, por lo que es muy fácil que una emoción se expanda rápida y fácilmente; por ejemplo, la alegría de un concierto en vivo, En un caso contrario, se produce la “ansiedad gregaria”, una situación de preocupación latente y global como la provocada por el Covid-1, es igualmente posible que esa sensación de malestar la hagamos contagiosa al resto de personas que nos rodean.
Ahora nos preguntamos: “¿por qué este tipo de comportamientos compulsivos de compra, aunque nos están transmitiendo, una y otra vez, que no va a haber problemas de abastecimiento?” Cuando siente incertidumbre, el ser humano necesita sentir control sobre algo, y ahora se ha manifestado a través de las compras de productos de higiene, de alimentación y del manido papel higiénico, que agotamos los primeros días de todos los centros comerciales. El por qué reside en que, el que se queda sin hacerlo, puede llegar a preguntarse: “¿y si al final resulta que el resto tiene razón?”. Ese “por si acaso” que tenemos en la cabeza muchos seres humanos es el que nos ha hecho comportarnos de esta manera, porque nos da una pequeña herramienta de control sobre la situación que estamos viviendo.
“Cuando siente incertidumbre, el ser humano necesita sentir control, y se ha manifestado a través de las compras compulsivas de productos de higiene y alimentación”.
- A nivel de prevención de riesgos laborales, la situación de crisis sanitaria global entraría dentro del área de Riesgos Biológicos. Pero a nivel de gestión del estrés, y por tratarse de una emoción individual, ¿qué podrían hacer los prevencionistas y directores de recursos humanos para minimizar este malestar?
Todos los departamentos de prevención deben asumir que las organizaciones van vivir esta temporada una situación anómala en la que se implantarán medidas excepcionales, adaptándonos a situaciones nuevas y que hasta hace poco ni siquiera habíamos contemplado. Recomendamos facilitar el teletrabajo siempre que sea posible para dar más sensación de seguridad a los trabajadores, quienes ejercerán su trabajo con una mayor sensación de control.
También pueden aportarse medidas de conciliación laboral, como flexibilizar los horarios en la medida de lo posible, e incluso, en aquellos casos en los que se pueda, adelantar vacaciones. Habrá trabajadores que deberán cuidar de familiares y personas mayores, y con estas medidas podemos transmitirles que la empresa está remando en su favor y que va a intentar ayudarles también en lo que respecta a su labor profesional.
En este sentido, la comunicación es un mecanismo al alcance de todos y su uso puede ser o no causa de riesgo psicosocial: la comunicación. Ahora más si cabe, las herramientas de comunicación deben utilizarse de forma efectiva. Aquellas organizaciones que sepan a ciencia cierta que puede mantener los trabajos y los salarios, es recomendable que lo transmitan a los trabajadores, pues les reducirá la incertidumbre acerca de si van a poder seguir o no en sus puestos, o si van a cobrar a fin de mes. Ese tipo de mensajes, que pueden resultar obvios para los mandos, pueden no serlo tanto para los trabajadores, y comunicándolo podemos rebajar el nivel de incertidumbre.
También es importante que, con aquellas personas que no pueden teletrabajar, la comunicación se dirija hacia la garantía de que su salud y seguridad van a ser cubiertas. En estos momentos las personas tienen miedo de desplazarse a sus lugares de trabajo, porque tienen que coger los medios de transporte y no saben si sus oficinas van a estar desinfectadas. Es importante ser consciente de las emociones de las personas y de que la comunicación hace que el riesgo psicosocial aumente o disminuya: muchos trabajadores se quejan de que “mi jefe no me comunica”, “mi jefe no me dice”, “no sé cómo comunicar esto ni a quien comunicarlo”… Ahora es el momento de que recuperemos una herramienta tan básica como es el habla y la comunicación, para ponerla a disposición de nuestros empleados.
Por otro lado, se ha detectado un repunte de mandos intermedios con ataques de ansiedad. Se comete el error de dar por hecho que los mandos intermedios saben gestionar la ansiedad de sus empleados, pero no siempre va a ser así. Hay que entender que ahora mismo hay personas no tienen las herramientas que creíamos que tenían. No hay que dar por supuesto que un coordinador vaya a saber gestionar el tipo de estrés que tienen ahora los empleados. Los responsables no siempre van a poder controlar todo ese tipo de variables, y vamos a tener que ayudarles entre todos a que la situación se vaya normalizando.
- En esta situación es normal que los niveles de concentración disminuyan. ¿Qué consejos podemos dar a los empleados para intentar, en la medida de lo posible, estar concentrados en el puesto de trabajo?
Cuando tenemos altos niveles de estrés, miedo y ansiedad, nuestra concentración, atención y memoria pasan a un segundo plano y caen en picado y sus niveles no están en el punto que desearíamos. Independientemente del puesto y tareas, lo primero es intententar descansar lo mejor posible. El cuerpo humano es como una batería de móvil: necesita una recarga diaria, como cuando lo dejas enchufado por la noche. Nosotros tenemos que hacer algo parecido. Necesitamos dormir y necesitamos descansar para que el cuerpo, al día siguiente, se sienta con las herramientas de nuevo activas. El descanso es la única garantía para que está herramienta funcione y la concentración vuelva otra vez al estado original del día anterior.
La reducción del uso del móvil es otra de las claves: cada vez que recibimos un whatsapp, tardamos una media de 3 a 5 minutos en abrirlo, leerlo, contestar y volver a concentrarnos. Por ello instamos a limitar el uso del móvil durante la jornada de trabajo, e incluso a poderlo en modo avión. También podemos iniciar el día abordando primero las rutinas más fáciles, para asegurarnos el éxito. De esta manera es más probable que, como me veo capaz de realizarlo, mi nivel de concentración aumente progresivamente, de forma que en escalada iremos aumentando el ritmos.
“Tardamos una media de 3 a 5 minutos en abrir, leer y contestar cada whatsapp, además del tiempo que necesitamos para volver a concentrarnos”.
En ese sentido, también es importante respetar las pausas, que están precisamente para que podamos rebajar el nivel de alerta y volver a la carga cinco o seis minutos después. Por supuesto, no hay que dedicar estas pausas a hablar del coronavirus (Covid-19). Hasta hace una semana no lo hubiésemos, y ahora tampoco debemos. Es complicado, pero existen otras mil cosas de las que hablar: series de televisión que estamos viendo, anécdotas divertidas con los hijos, parejas o familia en casa, listas de música, páginas web con recursos para relajarse y hacer gimnasia… Así, en vez de estar centrándonos en el problema, compartimos información un poco más alegre.
De todas formas, si alguien experimenta un crecimiento en el nivel de estrés durante la jornada laboral porque inevitablemente se ha concentrado en el problema, es muy importante que ese probable ataque de ansiedad se ponga en conocimiento de un responsable para que éste pueda intentar resolver la situación. Ahora más que nunca, debemos interiorizar la necesidad de no callarnoslos problemas; algo a lo que tenemos tendencia, pero de lo que ahora podemos desprendernos.
De la misma forma, la gente que es muy exigente y siempre quiere dar el 1.000% en su trabajo y en su vida, deben entender que ahora no es el momento. Estamos poco concentrados, o un poco menos concentrados, y va a ser fácil que nuestros niveles de rendimiento sean más bajos de los deseables. Intentaremos hacer nuestras rutinas de trabajo y llegar a nuestros objetivos, pero sin grandes excelencias. Es el momento de adaptarnos a esta situación nueva y ver cómo poco a poco vamos a salir adelante e ir subiendo esos niveles de exigencia.
- ¿Cuáles son los diferentes escenarios que podemos encontrarnos y cómo debemos abordar cada uno de ellos?
1. NO estar contagiado por coronavirus (Covid-19) y SÍ tener la posibilidad de teletrabajar
En este caso, intentaremos quedarnos en casa, tal como se nos está recomendando que hagamos, y permanecer tranquilos a nivel emocional. Es más fácil decirlo que llevarlo a cabo, pero posible si se identifican previamente los pensamientos que pueden generar malestar. Estos pensamientos son muy intrusivos y actúan como balas, aparecen sin darnos cuenta, pero es necesario ser conscientes de que han aparecido para poder solucionarlos: si no somos conscientes, será muy difícil que podamos rebajas su intensidad
Después llega la identificación de la emoción a la que va ligado ese pensamiento, y el deber de darle salida. Si un pensamiento negativo me pone triste y necesito llorar, debo llorar; y si necesito una vía de escape, debo compartirlo. Dar salida a las emociones hará que se vayan asumiendo poco a poco, y permitirá incluso cuestionarse qué nos está sucediendo por dentro. Estamos en una situación complicada, pero se nos está transmitiendo que, si tomamos las medidas adecuadas, todos vamos a salir hacia delante, y la enfermedad sólo impactará de forma grave en sectores de riesgo o que no tomen las medidas adecuadas.
También es importante que, si pertenecemos a este primer grupo de personas teletrabajando y no contagiadas, sigamos teniendo en cuenta la importancia de la información: evitar la sobreinformacion, dosificar la que nos llega (luchando contra su recopilación y la sensación de falso control), y compartirla con responsabilidad. Responsabilidad no sólo al contrastar las fuentes, si no al tener en cuenta con quién comparto cada información. Puede que yo no sea una persona miedosa, pero si comparto información catastrofista con alguien más nervioso, puede que sin quererlo esto le genere un cuadro de ansiedad. Es muy importante autocuidarse, pero también cuidar a las personas de nuestro entorno. La información no impacta a todos de la misma manera.
2. NO estar contagiado de coronavirus (Covid-19) y NO tener posibilidad de teletrabajar
Esto ocurre con un probable 85% de los trabajadores. En este caso, además del autocuidado también es importante que, cómo responsables de seguridad y salud garanticemos la salubridad de las personas de vuestros equipos. La gente tiene miedo de bajar al metro, ir en autobús o coger un ascensor. Hay que transmitir al trabajador, en la medida de lo posible, que no va a correr peligro si viene a trabajar.
3. SÍ estar contagiado de coronavirus (Covid-19) o tener riesgo de contagio
Aplicable a riesgo propio o por estar cuidadno de personas mayores o de un sector vulnerable. En la parte técnica de la situación, en principio estas situaciones se van a cursar como una baja laboral por accidente de trabajo, y que desde el primer día de baja el Estado se va a hacer cargo del 75% del salario.
A nivel emocional, lo primero que debemos intentar es no ponernos en la peor de las situaciones de forma anticipada. Es comprensible que, si nos dicen “tienes el Covid-19, la primera reacción sea de miedo e incluso pánico, pero debemos recordar que, por lo que se nos está transmitiendo, la gran mayoría de personas que tienen está infección se van a curar y lo van a hacer en un periodo de tiempo más o menos rápido, es decir, que el estado de enfermedad no dura no dura indefinidamente y la más que probable cura se produce cuestión de semanas.
También debemos apoyarnos en nuestra propia experiencia: la mayoría de nosotros somos trabajadores de mediana edad que seguramente hayamos vivido acontecimientos de igual o mayor ansiedad individual. Es cierto que la situación de ahora es global e inédita, pero a nivel individual seguro que hemos sido capaces de enfrentarnos a otras situaciones dramáticas de las que hemos sabido salir y que con el tiempo hemos dicho “lo he cosnseguido”. Es necesario que nos repitamos ese mensaje de superación: “voy a salir de esta situación, y lo voy a hacer incluso reforzado, porque voy a poner en práctica herramientas que antes no sabía ni que estaban a mi alcance”.
También influye la localización: España es un país con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, y con unos profesionales que están volcándose al 1.000% para cuidar a toda la población, tanto aqualla con síntomas del Covid-19 como los que no. Esto debe dar tranquilidad a las personas que hayan dado positivo en coronavirus o estén en riesgo: hay una más que elevada probabilidad de que salgan adelante.
4. NO estar contagiado de coronavirus (Covid-19) ni en riesgo de contagio, pero SÍ en riesgo psicosocial
Una situación de bienestar estrictamente físico, pero en la que se encuentren desbordados psicológicamente y cuyo nivel de ansiedad no les permita estar en su puesto de trabajo, ni de forma presencial ni en teletrabajo.
Esto puede asustar a nivel empresarial, pero hay un dato que conviene recordar: casi el 60% de las bajas de contingencia que se cursan en España ya eran provocadas por motivos de ansiedad y estrés. Por ello es muy importante entender que estos días más que nunca habrá personas que, por su forma de ser, se vean desbordadas y no sean capaces de afrontar esta situación. Es una temporada excepcional y debemos todos de hacer un ejercicio de empatía para entender que ciertas personas necesitarán apoyo psicológico y cursar una baja.
Estas son algunas de las consultas a las que Affor Prevención Psicosocial está dando respuesta:
- Tengo en marcha la toma de datos de una evaluación de riesgos psicosociales. ¿Debo paralizarla o no?
En el momento actual, Affor desaconseja realizar mediciones sobre condiciones de trabajo. Es inevitable que el trabajador dé su respuesta en relación a las circunstancias actuales, y como el objetivo de estos procesos es tratar de obtener una información fidedigna, la recomendación es pausarlos y retomarlos cuando todo vuelva a la normalidad.
- Si la evaluación de riesgos se realizó hace unos meses? , ¿deja de tener validez?
El estudio sigue teniendo validez, porque seguramente arrojó propuestas de mejora que podremos retomar después. Eso sí, no debemos tardar más de 2 años en repetirlo.. Además, aunque la plantilla retomará el ritmo normal de trabajo, algunos de ellos podrán tener sintomatologías derivadas de la crisis, por lo que la nueva evaluación deberá ser más completa.
- ¿Las evaluaciones de riesgos psicosociales que se realicen después de la crisis serán mejores?
Las ERP deberán mejorar, no tanto por el incremento que experimentarán en número, si no por el uso que se hará de ellas. Es indiscutible que la salud emocional afecta al lugar de trabajo, y tendremos la oportunidad de reivindicar la importancia de la psicosociología y situarla en el lugar en el que siempre ha debido estar además. Saldremos sensibilizados con la idea de que la salud es una prioridad, a nivel público y a nivel organizativo, y ahora es un buen momento para enriquecer esos estudios psicosociales.
- ¿Qué podemos hacer, desde las empresas, con los mandos que están sobrepasados por las circunstancias?
De los mandos se espera que tengan una gestión emocional adecuada para no trasladar sensación de alarma a la plantilla, pero no pueden hacerlo solos. Debemos acompañar y dar un seguimiento individual a los mandos intermedios, darles un espacio, por ejemplo de una hora semanal, en el que pueda estar atendido por un profesional psicológico y en el que puedan comunicar cómo se sienten, para poder orientarles en su gestión emocional.
- ¿De qué forma pueden ayudar las empresas a aquellos trabajadores que están presentando mayores síntomas de ansiedad?
Podemos facilitarle recursos de gestión emocional, por ejemplo desde Affor se ofrecen los siguientes recursos psicoeducativos, gratuitos y abiertos, para que los prevencionistas puedan darles difusión entre sus empleados a través de los canales de comunicación internos.
Nuestro partner experto
- Para cualquier duda sobre la gestión psicosocial del Coronavirus (Covid-19) en el trabajo, puede ponerse en contacto con marketing@affor.es.