El confinamiento impuesto por la pandemia del COVID-19 plantea múltiples retos, entre ellos, el de cómo promover la salud, la seguridad y el bienestar de las personas en un escenario de trabajo inusual, el propio domicilio. No tenemos suficientes experiencias previas de cómo abordar este reto, por lo que el recurso a guías enlatadas de consejos puede ser una solución de compromiso para salir del paso, pero sin ninguna garantía de dar realmente en el clavo.

No estamos completamente en blanco para abordar esta tarea. Tenemos evidencias de que la clave está en equilibrar las demandas y el control sobre el propio trabajo, de que el apoyo social –vertical y transversal- es un buen antídoto contra el estrés en el trabajo, de que la participación en la toma de decisiones es garantía de una mejor percepción de bienestar. También sabemos que una reorganización del trabajo que no se plantea el posible impacto en la salud de los trabajadores lleva inexorablemente, en la mayoría de los casos, a provocar impactos negativos.

Salvador Carmona, director de i+3, aborda la propuesta ConfiWork sobre cómo extender los principios de la cultura preventiva a la nueva situación generada por el coronavirus (Covid-19). Sin recetas, pero manteniendo los elementos esenciales de la misma: Liderazgo, Comunicación, Participación, Aprendizaje y Empoderamiento.